Entre las desconocidas funciones del orgasmo femenino está el hecho de que pueden aumentar embarazos debido a que las contracciones generadas absorben el semen, reteniendo la mayor cantidad de esperma en el conducto vaginal.
Así lo afirma un estudio publicado en la revista Animal Behaviour por el profesor Berkeley Thomas Laqueur, en donde califica a los orgasmos como un mecanismo que favorece la posibilidad de que una mujer se embarace.
Ahora bien, entendamos cómo funciona el tema de las contracciones que detienen el semen: se supone que durante el clímax (si se logra y no se va directo a la penetración, claro) se producen considerables aumentos de las pulsaciones de la presión sanguínea; desde 70 a 150 pulsaciones por minuto. Asimismo, la respiración se hace más profunda y rápida hasta que se vuelve jadeante.
Finalmente, casi llegando al orgasmo, el rostro se contrae, la boca está muy abierta y los orificios nasales dilatados, a la manera de los atletas en su máximo esfuerzo, faltos de aire. Pero además, en las mujeres se generan distintos movimientos rítmicos en la zona perineal, de la vagina y del útero que absorben y retienen el semen y, por tanto, los espermatozoides.
Todo este ritual que suena tan perfecto forma parte de las razones por las que se favorece un embarazo, aunado a que el orgasmo es seguido por un periodo de agotamiento y sueño, pues otra de sus funciones es inducir al reposo horizontal, creciendo todavía más las probabilidades de que la mujer sea fecundada, advierte el estudio.
Sin embargo y súper importante, el reporte basados en diez mil actos sexuales humanos también deja claro que un orgasmo femenino se deriva en la mayor parte de los casos de la correcta estimulación del clítoris: un órgano que no entra en contacto con el pene durante la copulación y que, por lo tanto, no interviene en el proceso de la inseminación.