En setiembre del año pasado, Tyson Steele, un joven de 30 años, decidió mudarse a vivir a una alejada cabaña en los bosques de Alaska, Estados Unidos. Pese a los climas extremos propios de la región, todo iba viento en popa hasta que, a mediados de diciembre, la construcción se incendió.
Steele relató que puso un "gran pedazo de cartón" en su chimenea a manera de leña, cuando el techo de la cabaña se incendió, probablemente por un residuo del cartón encendido. El hombre no pudo rescatar mucho y, al quedarse sin techo, pasó dos noches refugiado en una cueva de nieve.
Posteriormente, construyó un refugio con algunos objetos que sacó de entre los restos de la cabaña; también consiguió algo de comida que racionó en 30 porciones, pues no sabía cuánto tiempo tardarían en rescatarlo. Su cabaña se quemó el 17 o 18 de diciembre y lo encontraron el 9 de enero.
Tyson narró a medios locales que su celular se quemó dejándolo incomunicado y que no quiso moverse del lugar para buscar ayuda porque en esta temporada sólo hay 6 horas de luz solar, además, confesó que tenía miedo de caer en uno de los ríos a medio congelar que se esparcen por la zona y quedan ocultos bajo la nieve suelta.
Un letrero en la nieve lo salvo
Pese a que los días transcurrían con temperaturas bajo cero, Tyson no perdió la esperanza; estaba convencido de que sus contactos, al no localizarlo, pedirían ayuda al servicio de rescate aéreo que no tardaría en encontrarlo.
Para hacer la tarea de los rescatistas al menos un poco más fácil, el hombre tuvo la genial idea de escribir en la nieve un gran letrero con las siglas S.O.S., seña reconocida a nivel mundial como una llamada de auxilio.